Una lectura para los más pequeños, que también los grandes pueden disfrutar...
Este corto y hermoso libro ilustrado por Oliver Jeffers podrá ser capaz de sacarnos más de una sonrisa.
Ojalá tengan el placer de leerlo, no les tomará más de unos 5 minutos y lo más probable es que puedan encontrarlo en alguna biblioteca contemporánea o en alguna feria del libro (Por cierto, se nos acerca la fecha del Día del Libro).
¿Les digo un poco de que trata? Bien, lo haré.
Yo creo que lo haré más bien por mi o quedaré con las ganas de contarles jaja.
Trata de un niño, que le encantaban los libros, no como a ti y a mi, el se los comía.
Empezó con una pequeña palabrita, hasta zamparse ¡tres libros de una!. En un principio todo lo que comía se le acumulaba en inteligencia ¿Se imaginan lo fácil que sería aprender comiendo libros? .
Todo iba bien, hasta que empezó a comer muchos, muy rápido y sin digerirlos. Esto le provocó sentirse enfermo, y para colmo ya no sabía tanto como antes. Un día en su habitación cogió un libro a medio comer de el suelo y en lugar de tragarlo lo empezó a leer.
Y ¿saben que? Ahora tarda un poco más en aprender, pero disfruta al máximo cada lectura.
En mi opinión es bastante llamativo para un niño pequeño, en especial por las lindas ilustraciones que tiene. Además si uno se pone a pensar en el mensaje de la historia nos daremos cuenta de que quiere decir que leer por leer no es leer, cada texto se debe
digerir de forma adecuada,tomándonos el tiempo necesario para ello.
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